Hay directores que devuelven al cine todo su sentido como arte. Miyazaki es uno de ellos. Su última obra es un trabajo hermoso y admirable que dimensiona el cine de animación a la categoría que realmente se merece siguiendo la tradición de los grandes maestros del género. La capacidad de sublimar la imaginación del espectador es única e imperecedera fiel a la trayectoria de uno de los grandes maestros de la historia del cine. Una oda al arte de crear y a lo mejor que el ser humano tiene: los sueños.
Fernando Rodríguez
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