Tenemos en Valladolid una magnífica exposición fotográfica titulada: "Sheying. Sombras de China. 1850-1900". Es una muestra de las mejores y más desconocidas fotografías realizadas en China durante la segunda mitad del siglo XIX, en concreto durante las últimas décadas de la Dinastian Ping, constituyendo así un testimonio de las últimas décadas imperiales de China.
El nacimiento de la historia de la fotografía en China coincide con la apertura forzada del país a Occidente (varios puertos abiertos al comercio exterior y la cesión de Hong Kong al reino Unido). La situación semi-clonial atrajo a mercaderes y aventureros occidentale, entre ellos algunos fotógrafos europeos y norteamericanos que rapidamente se interesaron por las gentes y las costumbres locales. Era un territorio virgen e inexplorado y que ninguna cámara había fotografiado jamás. Entre esos pioneros estaban fotógrafos como Pierre Joseph Rossier, Felice Beato, Charles Weed y Milton Miller. Posteriormente se sumarían William Saunders, John Thomson y Emil Rusfeldt.
Pese a las supersticiones de los nativos, que otorgaban a la máquina fotográfica el poder de usurpar el alma, el nuevo medio fue también adoptado por ellos con gran sensibilidad y maestría. Sobre esta peculiar situación sobrenatural el fotógrafo John Thomson la resumía de la siguiente manera: "Aquellos familiarizados con los chinos y sus arraigadas supersticiones sabrán que llevar a cabo mi tarea entrañaba dificultades y peligro... mi cámara era un instrumento misterioso y oscuro que me daba el poder de ver a través de las piedras y las montañas, de perforar el alma de los nativos y producir milagrosas fotografías gracias a algún tipo de magia negra...".
Estuvimos en la exposición con la comisaria de la misma, María Santoyo y aquí os dejamos un montajito que hemos realizado:
El nacimiento de la historia de la fotografía en China coincide con la apertura forzada del país a Occidente (varios puertos abiertos al comercio exterior y la cesión de Hong Kong al reino Unido). La situación semi-clonial atrajo a mercaderes y aventureros occidentale, entre ellos algunos fotógrafos europeos y norteamericanos que rapidamente se interesaron por las gentes y las costumbres locales. Era un territorio virgen e inexplorado y que ninguna cámara había fotografiado jamás. Entre esos pioneros estaban fotógrafos como Pierre Joseph Rossier, Felice Beato, Charles Weed y Milton Miller. Posteriormente se sumarían William Saunders, John Thomson y Emil Rusfeldt.
Pese a las supersticiones de los nativos, que otorgaban a la máquina fotográfica el poder de usurpar el alma, el nuevo medio fue también adoptado por ellos con gran sensibilidad y maestría. Sobre esta peculiar situación sobrenatural el fotógrafo John Thomson la resumía de la siguiente manera: "Aquellos familiarizados con los chinos y sus arraigadas supersticiones sabrán que llevar a cabo mi tarea entrañaba dificultades y peligro... mi cámara era un instrumento misterioso y oscuro que me daba el poder de ver a través de las piedras y las montañas, de perforar el alma de los nativos y producir milagrosas fotografías gracias a algún tipo de magia negra...".
Estuvimos en la exposición con la comisaria de la misma, María Santoyo y aquí os dejamos un montajito que hemos realizado:
Se puede ver hasta el 20 de Diciembre en la Sala Municipal de Exposiciones de la Casa Revilla (Calle Torrecilla, 5) y la entrada es gratuita.
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